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Este artículo está dirigido a aquellos que desean adentrarse en la investigación de su historia familiar pero aún no han dado el primer paso de crear su propio árbol genealógico, que servirá como base para su exploración. Hasta ahora, es probable que hayan escuchado relatos sobre su familia, quizás hayan esbozado algunos esquemas de sus parientes y se hayan encontrado con una gran cantidad de información en línea sobre apellidos, escudos y otros aspectos.

Empezar este proceso es más sencillo de lo que parece. De hecho, podrían comenzar hoy mismo, en este momento. No se necesitan recursos extraordinarios ni una gran cantidad de documentos. Veamos algunos pasos simples para comenzar:

  1. Olviden las historias fantasiosas que a menudo aparecen en diccionarios de apellidos y en Internet. Dejen de lado las narrativas sobre orígenes góticos, romanos, héroes y blasones que suelen surgir al investigar un apellido. Comencemos de la manera correcta, partiendo desde nosotros mismos y trabajando hacia atrás, con los pies en la tierra.
  2. Cojan papel y bolígrafo. A pesar de estar en pleno siglo XXI, estas herramientas tradicionales todavía son efectivas. No pierdan tiempo con programas informáticos por ahora; ya tendrán tiempo para eso. Tomen un folio en blanco y un bolígrafo y comiencen con el árbol más sencillo y cercano: ustedes mismos, sus padres, sus abuelos y cualquier otro antepasado que puedan recordar. Anoten todos los detalles que conozcan: nombres, fechas, lugares, y cualquier información relevante como ocupaciones, afiliaciones, actividades destacadas, etc. Incluso registren datos dudosos y marquenlos con interrogantes para investigar posteriormente.
  3. ¿Qué más pueden encontrar en casa? Los familiares que viven con ustedes serán sus primeros entrevistados. Muéstrenles su árbol genealógico y permitan que lo completen o corrijan. Revise también álbumes de fotos antiguas y cualquier documento que tenga cierta antigüedad. Las fotografías pueden revelar la identidad de familiares olvidados, proporcionar pistas sobre edades y contextos, mostrar lugares familiares y atuendos que indican ocupaciones o entornos sociales, entre otras cosas. Además, exploren documentos, incluso si no son extremadamente antiguos. Pueden contener información valiosa, como testamentos, divisiones de herencias, títulos de propiedad, cartillas, permisos, carnets, etc.
  4. Consulten a sus familiares. En todas las familias, hay alguien que tiene una inclinación especial por recordar eventos y nombres. Es probable que también sea la persona que guarda más documentos de diversa índole. Esta persona debe ser su primer objetivo. Lleven sus primeras notas, esa hoja que ya está llena de nombres y datos. Algunos sugieren que esta entrevista se realice con un guion previamente preparado y una grabadora, como si fuera una entrevista periodística. Otra opción es encararla como una charla amigable, extensa, donde el objetivo principal es registrar toda la información que puedan obtener sobre sus familiares, incluso los detalles que puedan parecer insignificantes o fantasiosos. Con el tiempo, podrán verificar la veracidad de estos datos, pero es importante recordar que muchas leyendas familiares pueden no ser completamente precisas, pero aún así, pueden contener pistas valiosas.

Aunque al principio solo cuenten con uno o dos familiares interesados en la historia familiar, sería conveniente comunicar a otros miembros de la familia que han iniciado su árbol genealógico. Incluso aquellos que menos esperan podrían brindarles consejos útiles o aportar novedades. Tengan en cuenta que la mayoría de las personas sienten curiosidad por su familia en algún momento de sus vidas y guardan información al respecto. Compartir esta búsqueda también podría llevarlos a encontrar inesperados colaboradores y aumentar el interés de otros miembros de la familia en participar en la investigación.

  1. Analicen su primer árbol. Una vez que hayan realizado la primera ronda de consultas (recuerden que habrá muchas más en el futuro), podrán plasmar su primer árbol genealógico en papel, que hasta ahora solo era un borrador. Probablemente ya habrán hecho algunas sorprendentes revelaciones, como la aparición de nuevos nombres, apellidos, lugares y relatos que desconocían. También notarán que algunas ramas de su árbol son más conocidas que otras, y que hay aspectos de la historia familiar que aún son un misterio.

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